#52RetosLiterup - Reto 03 - El primer reencuentro


Crowley echaba de menos su antiguo cuerpo, lo echaba de menos casi tanto como conducir su Bentley. Tenía que reconocer que la nueva libertad que poseía le resultaba excitante, eso de poder ir a donde quisiera sin dar absurdas explicaciones a nadie le gustaba, pero no era lo mismo. No era ni de lejos lo mismo.

Se colocó a la sombra del viejo abedul y sacudió sus negras alas dejando que cayeran unas cuantas plumas sueltas. No terminaba de adaptarse a su forma de cuervo, y lo que peor llevaba era el tema del sol… toda la eternidad usando sus gafas oscuras, de hecho juraría que fue él quien las puso de moda en la tierra, y ahora entre el pico y la escasez de orejas con las que contaba (todo eso sumado al hecho de que a nadie se le había ocurrido inventar gafas para pájaros), hacían que pasara verdaderas penurias para proteger sus delicados ojos.

Miró al cielo, se le daba fatal calcular la hora sin poder consultar su caro reloj, se había acostumbrado demasiado a las comodidades terrenales humanas, pero estaba casi seguro de que su amigo llegaba tarde. Intentó resoplar, pero en cambio soltó un feo graznido. Definitivamente necesitaba que las cosas volvieran a ser como antes.

No tenía ni idea de la forma que tendría su compañero, aunque se habían comunicado de otras formas, esa era la primera vez que se veían cara a cara desde El Incidente. De pronto vio movimiento a lo lejos, un animal se acercaba rápido y sigiloso. No tardó en darse cuenta de que se trataba de él.

—¿En serio Azirafel? —le dijo a modo de saludo mientras ladeaba la cabeza— ¿Un zorro?

El majestuoso zorro lo miró intransigente con unos ojos azules que rezumaban sabiduría primigenia. Su pelaje plateado ondeaba al viento como recién cepillado, estaba claro que pese a caminar a cuatro patas, su amigo seguía siendo igual de pulcro y refinado. Cuando llegó a su vera se sentó sobre sus patas traseras y lo observó.

—Tienes una pinta terrible viejo amigo —le dijo mostrando los colmillos en una extraña mueca que pretendía ser una sonrisa.

El cuervo miró hacia arriba apuntando al cielo con su pico.

—Eso díselo a tu jefe —graznó descontento. El zorro gruñó con desaprobación.

—No seas injusto Crowley, sabes perfectamente que tu jefe también ha tenido algo que ver. —era curioso, pero seguía conservando su exquisito acento.

El demonio emitió unos sonidos rotos que recordaban a una risa oscura y tenebrosa.

—Bueno ¿y ya has pensado algo? —preguntó cuando recobró la compostura.

El ángel se atusó el blanco pelo y se levantó, simplemente para dar un par de vueltas sobre sí mismo y volver a sentarse. Se le veía nervioso.

—Claro que sí —dijo mirando al suelo— pero no es fácil. Necesito acceder a cierta información… y  no puedo llegar a ella.

—Libros…—masculló el cuervo. El zorro asintió con la cabeza.

—Lo que hay que oír. ¿Dónde has estado los últimos años? ¿Escondido en una puñetera caverna?

—Esa boca Crowley...

El cuervo volvió a reír.

—Ahora toda la información que existe está en Internet. Vaya carcamal…

El zorro se levantó de nuevo y empezó a olisquear el aire.

—No te metas conmigo —se quejó el ángel sin dejar de mirar a su alrededor. Alguien se acercaba.

—Sabes de sobra que no puedo evitarlo —dijo el demonio que también estaba presintiendo una llegada inminente. Le guiño un ojo y alzó el vuelo posándose en una rama cercana. Su amigo hizo lo propio y se escondió tras unos arbustos.

Una joven pareja se acercó al árbol, parecían muy enamorados. Crowley sonrió para sí mismo. Por fuera parecería un cuervo, pero por dentro seguía siendo el mismo demonio y había costumbres que ni podía ni quería abandonar. Simplemente con pensarlo, así era como funcionaba su poder, sembró la duda en la mente de la joven.

—Y esa Rosmary que siempre te pone comentarios en tus fotos, ¿de qué narices va? —dijo ella de repente con un tono nada amistoso, pillando por sorpresa al joven.

Azirafel miró a Crowley que le respondió encogiéndose de alas.

—Es solo una compañera de clase amor mío, además yo solo tengo ojos para ti, mi princesa —se defendió el joven animado por una misteriosa y benevolente fuerza que acababa de surgir de la nada y que le hacía ser más meloso de lo normal.

Ahora fue el cuervo el que miró al zorro escondido en el arbusto. Ojalá tuviera manos, era un momento genial para hacer crujir sus nudillos. Acababan de empezar una pequeña batalla, esto iba a ser divertido. El ángel no tenía la misma opinión. Odiaba tener que lidiar con el demonio, pero no podía permitir que ese descarado, soez y egoísta le ganara.

—Pero siempre te pone corazones y caritas sonrientes. ¿Seguro que no tenéis nada?

—No, que va. No tiene nada que hacer contra tu presencia…

Ella soltó una risita que no presagiaba nada bueno.

Dos horas y cuarenta y cuatro minutos estuvieron discutiendo y reconciliándose. Ella le insultaba, el se disculpaba. El la besaba y ella le daba una bofetada. Cualquier persona ajena que hubiera presenciado la larga escena se hubiera quedado como mínimo perplejo. Al final ella rompió a llorar y salió corriendo. Él la persiguió y quedaron por fin lejos del hechizo de los dos amigos, volviendo de nuevo a la loca seguridad del libre albedrío.

Crowley estaba exhausto, pero en un último esfuerzo agitó las alas en señal de victoria. Azirafel que también jadeaba salió de su escondite.

—No entiendo cómo esto te puede parecer divertido —gruñó. Por fin su viejo amigo había conseguido ponerle de mal humor.

El pájaro bajó de nuevo al suelo y empezó a picotear un objeto de plástico que se veía entre las hierbas. Se le había caído a ella al salir corriendo.

—Yo lo que no entiendo es que a ti no te lo parezca —respondió dando la vuelta con dificultad al objeto y mostrando la parte de cristal. Puso su pata encima y la pantalla se encendió. Era perfecto, el teléfono móvil no tenía contraseña. Pulsó de nuevo con la pata el icono del navegador y miró a su amigo.

—¿Qué información querías buscar? —preguntó empezando a teclear.

El zorro sonrió y se acercó al cuervo. Ambos estuvieron hasta que el aparato se quedó sin batería empapándose de cada nuevo dato que pudieron conseguir navegando por la red (también vieron algún vídeo de gatitos, aunque ninguno de los dos lo reconocería jamás).

Quedaron en volver a verse más adelante. Cuando se separaron, lo hicieron con la certeza de que ya quedaba menos para que las cosas volvieran a ser como antes.

Esa noche Crowley soñó que conducía su viejo Bentley.


Reto 03: Piensa en tu libro favorito e imagina un fanfic, pero con animales. 
52 retos de escritura para 2018 de Literup - https://blog.literup.com/52-retos-de-escritura-para-2018

Comentarios